De mal en peor, el principal eje de desarrollo de la región se encuentra en su peor momento y autoridades regionales brillan por encontrar prontas soluciones

Aysén, la tierra de paisajes majestuosos y encanto natural, ha sufrido un nuevo revés en su anhelada recuperación turística. El Servicio Nacional de Turismo, en colaboración con el Ministerio de Economía, ha dado a conocer los desalentadores resultados del periodo turístico 2022-2023 en el recién publicado «Barómetro de temporada turística».

El organismo ha destacado la importancia de estas cifras, que nos permiten analizar en detalle el comportamiento de los turistas, tanto nacionales como internacionales. Asimismo, nos brindan la oportunidad de trabajar en estrategias que impulsen el aumento de visitantes a esta región que tanto lo necesita.

Sin embargo, las cifras presentadas no son alentadoras, ya que continúan por debajo de los niveles evidenciados antes de la pandemia. A pesar de esto, se han identificado algunos factores que han incidido de manera positiva en el sector turístico. Entre ellos, se destaca la implementación de rutas de acceso terrestres/bimodales y la apertura de los Pasos Fronterizos Terrestres, una vez que se eliminaron las restricciones generadas por el Covid-19.

Además, se ha considerado la llegada de pasajeros a los establecimientos de alojamientos turísticos. Según la Encuesta Mensual elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se ha registrado un aumento del 7,9% en comparación con la temporada alta anterior, con más de 73 mil pasajeros. Aunque esta cifra representa un progreso, todavía se encuentra un preocupante 29% por debajo de los niveles pre-pandemia.

Ante esta realidad, nos preguntamos qué decisiones han tomado las autoridades regionales en Aysén. ¿Han sido acertadas? ¿Están realmente comprometidas en encontrar soluciones a este declive turístico que afecta a la principal fuente de desarrollo de la región?

En un contexto en el que el turismo es un motor económico fundamental, es decepcionante observar cómo las autoridades regionales parecen no estar a la altura de las circunstancias. Mientras los números continúan revelando una triste realidad, las soluciones parecen estar lejos de ser una prioridad para aquellos que deberían estar liderando el camino hacia la recuperación.

Aysén, con su belleza natural y su potencial turístico indiscutible, merece un mejor futuro. Es hora de que las autoridades regionales escuchen el clamor de los emprendedores locales, de los trabajadores del sector turístico y de la comunidad en general. Es hora de que se tomen medidas contundentes y se pongan en marcha estrategias efectivas que impulsen el resurgimiento de esta región.

El tiempo apremia y los desafíos son enormes, pero la esperanza de un Aysén próspero y lleno de vida no puede desvanecerse. Las autoridades regionales tienen la responsabilidad de asumir un liderazgo valiente y encontrar soluciones inmediatas que permitan recuperar el esplendor turístico de esta región. El futuro de Aysén está en juego y no podemos permitir que continúe en una espiral descendente.

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